LOS CAMINOS DE LA TARDE...
Los caminos de la tarde
se hacen uno, con la noche.
Por él he de ir a ti,
amor que tanto te escondes.
Por él he de ir a ti,
como la luz de los montes,
como la brisa del mar,
como el olor de las flores.
Juan Ramón Jiménez
Este mes ha hecho 29 años que me cogió en sus brazos por primera vez, para celebrarlo me mandó al móvil un mensaje: "Tal día como hoy hace unos años nació una niña de "melenasa" pero ya era rebelde. No se quería peinar", era cierto, tenía una estupenda melena de rizos el día que mi madre me trajo al mundo y cuando era pequeña, las lloreras para peinarme eran un infierno insufrible, mi tía lo dice cada minuto cuando ahora peina a su hija, al final va a ser cierto eso de que los padres nunca se equivocan. Siempre están presentes en la vida de un@, esta se va enredando, enredando y sus historias acaban también formando parte de las nuestras, aunque no los veas, siempre hay algo que te recuerda a ellos. La foto de hoy no es más que un ejemplo de cómo las vidas de nuestros padres se entremezclan con las nuestras sin que a penas lo percibamos...
Un mes antes de cumplir años empecé a salir con Javi, acababa de llegar de Madrid hacía dos meses, había dejado atrás el estrés de una agencia de noticias para cambiarlo por la apacible vida en A Coruña, todo fue extraño, casual y al mismo tiempo enternecedoramente simple -como la vida misma que nos empeñamos en complicar- así que una tarde de domingo me llevó a Puentedeume, yo nunca había estado antes y él en cambio se había pasado la infancia corriendo por las calles del pueblo marinero en compañía de su padre, que ha nacido allí. Me contó miles de gamberradas de verano y al atardecer nos fuimos a la playa para sentarnos a ver como el sol caía sobre el mar, sacamos fotos a las gaviotas y a escenas graciosas, nada extraño. Cuando comiendo en casa conté que había estado en Cabañas viendo atardecer, a mi padre se le iluminó la cara y recordó aquella historia que siempre me ha puesto triste: no vio el mar hasta los 17 años. Nunca supe en qué playa había sido, ese día en la comida me dijo que había sido en Cabañas y entonces recordé su foto, esa que él no sabe que guardo en una caja, vestido de americana y con zapatos nuevos: "antes no se iba de excursión todos los días y había que ir guapo", repite siempre como disculpándose. Yo, en cambio, a los 3 meses, ya mojaba los pies en el mar y correteba en la playa, en Cedeira, después de muchas horas extras de trabajo por parte de él y gracias a los esfuerzos de mi madre también, mi hermano y yo con un duro en el bolsillo, vamos a la playa en nuestro coche y siempre que nos viene en gana...
Aquella tarde al acabar de comer, vacié la cámara de fotos y supe por qué había hecho esta foto...
en Cabañas atardece y un abuelo abraza a su nieta para enseñarle las gaviotas que corren por la arena... tal vez también él vio el mar por primera vez con 17 años, una tarde cualquiera...hace muchos, muchos años...
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