¿Qué queréis que haga?
¿Buscar la protección de un hombre importante
y, como una enredadera, trepar por un árbol
y no resistir yo solo?
¡No, gracias!
¿Ser un mandril con la vil esperanza
de obtener la sonrisa de un rostro frío?
¡No, gracias!
¿Desayunar un sapo todas las mañanas?
¿Arañarme las rodillas
y doblar mi columna vertebral
para arrrastrarme haciendo contorsiones?
¡No, gracias!
¿Que mi mano izquierda
rasque la espalda de algún potentado
poara poder conseguir una moneda
mientras la mano derecha
muerde el polvo y recibe la recompensa?
¡No, gracias!
¿Usar los dones que Dios me ha dado
para quemar incienso todo el día?
¡No, gracias!
¿Luchar para insinuar mi nombre
en las columnas de la Gaceta,
intrigar, maquinar, tener miedo,
temer que no aprecien mi talento,
ser adulador, distribuir mil cumplidos?
¡No, gracias!
¡No, gracias!
¡Y otra vez no, gracias!
En cambio,
¿cantar, reir, caminar a mi modo,
soñar, libre para ver las cosas como son,
una voz que es virilidad,
poder ir donde desee,
una palabra, un sí, un no,
componer
o luchar!
Más nunca escribir una línea
sin haberla escuchado en mi corazón.
Recorrer cualquier camino bajo el sol,
bajo las estrellas,
sin pensar que hay una fortuna al llegar al final.
Y con tanta modestia,
decir a mi alma que le bastan las flores,
la hierba, con espinas tal vez,
que crezcan en un jardín que puedas llamar tuyo.
En resumen,
soy demasiado orgulloso para ser un parásito
y si mi inteligencia crece hacia el cielo
como un pino de montaña,
quizá no sea muy alto,
pero estoy solo.
-Solo sí, pero por qué ese empeño en hacer enemigos?
Veo como otras gentes hacen amigos,
en todas partes, como un perro hace amigos.
Y cuando contemplo tanta cortesía canina me digo:
"Aquí viene, gracias al cielo, otro enemigo"
Cyrano de Bergerac
¿Buscar la protección de un hombre importante
y, como una enredadera, trepar por un árbol
y no resistir yo solo?
¡No, gracias!
¿Ser un mandril con la vil esperanza
de obtener la sonrisa de un rostro frío?
¡No, gracias!
¿Desayunar un sapo todas las mañanas?
¿Arañarme las rodillas
y doblar mi columna vertebral
para arrrastrarme haciendo contorsiones?
¡No, gracias!
¿Que mi mano izquierda
rasque la espalda de algún potentado
poara poder conseguir una moneda
mientras la mano derecha
muerde el polvo y recibe la recompensa?
¡No, gracias!
¿Usar los dones que Dios me ha dado
para quemar incienso todo el día?
¡No, gracias!
¿Luchar para insinuar mi nombre
en las columnas de la Gaceta,
intrigar, maquinar, tener miedo,
temer que no aprecien mi talento,
ser adulador, distribuir mil cumplidos?
¡No, gracias!
¡No, gracias!
¡Y otra vez no, gracias!
En cambio,
¿cantar, reir, caminar a mi modo,
soñar, libre para ver las cosas como son,
una voz que es virilidad,
poder ir donde desee,
una palabra, un sí, un no,
componer
o luchar!
Más nunca escribir una línea
sin haberla escuchado en mi corazón.
Recorrer cualquier camino bajo el sol,
bajo las estrellas,
sin pensar que hay una fortuna al llegar al final.
Y con tanta modestia,
decir a mi alma que le bastan las flores,
la hierba, con espinas tal vez,
que crezcan en un jardín que puedas llamar tuyo.
En resumen,
soy demasiado orgulloso para ser un parásito
y si mi inteligencia crece hacia el cielo
como un pino de montaña,
quizá no sea muy alto,
pero estoy solo.
-Solo sí, pero por qué ese empeño en hacer enemigos?
Veo como otras gentes hacen amigos,
en todas partes, como un perro hace amigos.
Y cuando contemplo tanta cortesía canina me digo:
"Aquí viene, gracias al cielo, otro enemigo"
Cyrano de Bergerac
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